RELATO ERÓTICO (ANTONIO Y SILVIA)

(Relato de Rocco)

Antonio y yo, llevamos seis años viviendo juntos y creo que el único secreto es que ninguno de los dos interfiere en los deseos del otro. Nos damos total libertad y además nunca nos hemos aburrido juntos. Los dos procuramos sorprendernos continuamente. Así la relación no pierde interés. Ayer, cuando salí del trabajo, entré en la peluquería. Me hice teñir el pelo negro y mi melena rizada se transformó en una escasa cabellera masculina, peinada a raya y engominada. Cuando él llegó, yo le esperaba sentada en un sillón, vestida con uno de sus trajes y una de sus pares de zapatos. Saludó y se acercó, tendiéndome una mano, y solo cuando me tuvo enfrente se dio cuenta de que era yo. Y comenzó a reírse a carcajadas. Yo continué seria. Le dije que Silvia, que soy yo, estaba en mi casa acostándose con mi mujer y que me había dado las llaves de su casa para que yo hiciera lo propio con su marido, para que no se aburriese. Juan me siguió el rollo, me sirvió una copa y dijo que estaría encantado de follar con un tío tan bueno. Yo le cogí una mano y la puse sobre mi entrepierna, donde había colocado un pene de plástico, haciéndole saber que estaba empalmado y que me gustaría joder cuanto antes. Él cogió mi mano y la puso sobre su polla empalmada de verdad y sugirió ser él quien me diese primero. Acepté y en un momento estaba de rodillas sobre la alfombra, vestida solo con una camisa blanca y una corbata. Por supuesto, la verga de goma erecta entre mis piernas, atada a mi cintura, humedeció mi ano con un poco de coñac de su copa, que dejó escapar entre sus labios y me penetró tan rápidamente que el alcohol me escocía. Con una mano le tocaba los huevos entre mis entrepiernas. Él cogió entre su mano, mi polla de goma y comenzó a masturbarla al mismo ritmo con que entraba y salía de mi culo. Se puso delante de mí, a cuatro patas, ofreciéndome su agujero húmedo que se frotaba obscenamente, provocándome. Hmmmmm. Coloqué mi polla en su culo y fui apretando despacio, despacio, pero él se movía bruscamente y engulló todo el falso miembro Ummm. Ahora era yo quien me penetraba y masturbaba al mismo tiempo y sentía como su glande estaba a punto de reventar. Pero yo también estaba a punto de correrme Ummm. Me fui antes que él, pero mantuve sin interrupciones el ritmo de mis embestidas hasta que sentí su esperma caliente que resbalaba de su mano Ohhh. ¿No es maravilloso correrse como una mujer pero ejerciendo de hombre? De verdad que lo es.

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