RELATO ERÓTICO (SUEÑOS HÚMEDOS) 

(Relato de Rocco)



(Manuel y laura)

Era una tarde lluviosa, oscura, el cielo teñido de gris se tornaba negro a cada minuto que pasaba. Me encontraba tumbado en mi sofá, tapado con una pequeña manta y viendo la televisión. En ese mismo momento sonó el timbre, la verdad es que me sorprendí, porque no esperaba ninguna visita y mucho menos con el mal tiempo que hacía. Me levanté, me fui a abrir la puerta, y nada más abrirla, se me iluminaron los ojos, el corazón se me salía del pecho, ese efecto en mí, solo me lo llegaban a producir muy pocas mujeres en este mundo, y una de ellas era Laura, una amiga mía de hace muchos años, de la cual yo sentía algo especial por ella, pero que nunca llegue a decírselo, por miedo a perder nuestra amistad. 

Al entrar ella en casa, sentí un escalofrío que me recorrió la espina dorsal, fue una sensación que rara vez me había ocurrido antes, pero gracias a dios, lo supe disimular muy bien. Nos sentamos en el salón, los dos tomamos café, nos pusimos a hablar de nuestras cosas, pero esta vez la notaba diferente, tenía un brillo especial, no paraba de frotarse los labios y humedecerlos, lo hacía de una forma muy sensual, sin reparar, que yo estaba delante, lo hacía, como si me quisiera poner nervioso, entonces, me arme de valor, y la pregunte, Laura te encuentro rara, lo cual ella me espeto una sonrisa y me dijo, "yo" a qué te refieres, yo la conteste, mira Laura nos conocemos desde hace mucho tiempo, y tu forma de comportarte hoy conmigo, me está resultando un poco rara, a lo que ella me contesto, verás, es que, desde hace tiempo vengo queriéndote decir una cosa, y no sabía exactamente como decírtela, bueno, tu tranquila, tenemos confianza para contarnos lo que sea, verdad, a lo que ella me contesto, claro, a eso iba, el caso es que desde hace tiempo me he dado cuenta de que siento por ti, algo más que una gran amistad, y el caso, es que creo que estoy enamorada de ti Manuel, en ese momento, se me iluminaron los ojos, eso mismo era lo que yo sentía por ella, algo más que una amistad, en ese mismo instante la agarre las manos y la dije, yo llevo sintiendo eso mismo, hace mucho tiempo, pero no te había dicho nada, por miedo a perder nuestra gran amistad, ya ves tú que chorrada, en ese momento ella esbozó una gran sonrisa y me dijo, vaya par de tontos y de chiquillos que estábamos hechos, mira que no habérnoslo dicho primero, en fin, ya que da dicho por los dos, en ese momento, los dos sonreímos, y mirándonos a los ojos, nos besamos, fue un beso apasionado, nuestras lenguas jugaban sin parar, parecían dos serpientes entrelazadas, en ese momento nos volvimos a mirar, esbozando los dos una gran sonrisa. La cogí de la mano, sin mediar palabra la llevé para la habitación, allí seguían los besos, cada vez más húmedos, poco a poco nos fuimos quitando la ropa, nos quedamos en ropa interior, me acerqué a ella y la empecé a besar de nuevo. Al poco me coloqué detrás de ella, empecé a mordisquearle las orejas, ella estaba cada vez más caliente, no paraba de gemir de placer, la agarre del pelo, y la eche la cabeza a un lado, empecé a comerla el cuello y a darla besos, besos muy sensuales, le metí la mano por su tanga, hasta llegar a la vagina, donde empecé a darle pequeños masajes superficiales, y eso la volvía a un más caliente, sus gemidos estaban aumentando, yo al minuto que pasaba, me encontraba más y más caliente, tenía el pene como una piedra, ella me lo notaba duro, y eso la excitaba aún más. La quité el sujetador, sus grandes tetas eran más grandes que mi cabeza, la empecé a comer los pezones, los tenía grandes, como galletas campurrianas, me volví loco comiendo esos pezones, la boca se me hacía agua. 

Después de estar un rato con sus tetas, iba bajando, dándola besos por su barriguita, eso la excitaba mucho, cuando llegue a su tanguita, lo agarre con mis dientes, y se lo fui bajando lentamente, notaba su excitación como iba incrementándose a cada momento, cuando se las bajé del todo, la tumbe en la cama, le separe las piernas, y la empecé a comer el clítoris, estaba muy excitada, no paraba de masajearse sus tetas, se notaba que estaba muy caliente, y yo, lo estaba con ella, la empecé a introducir mis dedos, ella no paraba de dar pequeños gemidos, cuanto más rápido le metía los dedos, más excitada se ponía, era un volcán a punto de estallar. Ella empezó a comerme la Polla, me daba pequeños mordiscos que me volvían loco, se notaba su gran experiencia, me la comía tan también, que conseguía ponerme los ojos en blanco, pocas mujeres hasta el momento, abrían logrado semejante efecto tan placentero, después de un rato comiendo mi pene, la tumbe en la cama, le abrí las piernas, y la empecé a penetrar, ella se mordía los labios de forma muy sensual, no paraba de pellizcarse los pezones, y de gemir mucho, la subí las piernas, y la empecé a dar más fuerte cada vez, la encantaba, se retorcía de placer a cada envite que la daba. La puse a cuatro patas, la empecé a dar caña, cada poco la azotaba, y ella se retorcía de placer, la verdad es que ese culo respingón, me volvía loco. Cada vez estaba más caliente, ella me pedía más potencia, y yo se la daba, como si no hubiera un mañana, la agarre fuerte de sus caderas, y la empotraba cada vez, con más fuerza, pensé que ella se vendría rápido, pero cada vez me pedía más y más, y cuanto más la daba más gritaba la perraca, era insaciable un pozo sin fin.

Me tumbé en la cama, y ella se puso encima a cabalgarme, y a darme sentones ricos, que me excitaban cada vez más, me cabalgaba como si fuera una jinete de rodeo, era increíble, esa mujer, no parecía tener fin. El caso es que después de estar un rato encima, me pidió que la diera por el culo, entonces, la volví a poner a cuatro patas, me lubrique la polla con saliva, y se lo empecé a introducir lentamente, poco a poco, no quería hacerla daño, después de cuatro metidas, su culo ya iba dilatando cada vez más, y ella me pedía más caña, entonces empecé a encalomarla duro, la agarre del pelo, como jinete de rodeo, y la di candela de verano, eso era lo que me pedía, que la diera más y más fuerte, estaba desatada, poseída, por la pasión, no paraba de gritar la muy perraca, entonces lo sentí, era el momento, me iba a correr, parecía un volcán a punto de estallar, se lo dije, ella se dio la vuelta, me cogió la polla, se la introdujo en la boca, y entonces el volcán exploto, menuda fiesta de leche que la prepare en la boca, ella se relamía, como si llevara sin comer días, era un espectáculo digno de ver. Los dos nos quedamos exhaustos, lo dimos todo en esa habitación, nos quedamos tumbados en la cama, mirándonos el uno al otro, y esbozando una gran sonrisa, nos quedamos dormidos al poco tiempo. A la mañana siguiente, Laura me despierta con un beso, ya estaba vestida, y se había duchado, me dijo que se tenía que ir a trabajar, nos dimos un beso, y se marchó, la casa volvía a estar como siempre, vacía, solitaria, me quede pensativo, recordando, la noche tan maravillosa que había pasado, con esa increíble mujer, mi Laura.



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